LILITH
El nombre de Lilith proviene originalmente del acadio “lil”, que tiene como significado viento o espíritu. También, es posible que sus raíces provengan de un antiguo mito sumerio, y que de ahí fuera heredado posteriormente en la tradición judía, ya que todos estos pueblos organizados en ciudades estad convivían en Mesopotamia siendo fácil que se entremezclaran mitos, creencias y dioses de diferentes culturas.
Como se ha citado anteriormente, la única mención explícita que se hace sobre la figura de Lilith en la Biblia es en un versículo del profeta Isaías donde dice lo siguiente: “Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso”. También algunos investigadores creen que en el libro de Génesis hay una mención explicita de Lilith: “Creo, pues, Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; Mujer y hombre los creó”.
Dentro del Zohar, principal libro de la tradición cabalística escrito por Moisés de León, se trata la figura de Lilith en los siguientes términos: “La falta de castidad es Lilith, la madre de la multitud mezclada”. Aquí podemos encontrar como representa para la cultura hebrea la falta de castidad.
Es un ser ligado a la perversión, un espíritu maligno que además también trae maldades a los niños nacido de las uniones entre los hombres. Aparece también como la contraposición a Eva y es el ser que se arrastra para hacerla caer en la tentación, cuando se menciona en el Génesis la creación de toda bestia viviente que se arrastra: “Este es el alma de la criatura que arrastra a los cuatro rincones del globo, es decir, Lilith”. En el Zohar se explica que Eva fue dada a Adán como hembra, ya que Lilith, la primera, no resultó ser una compañera adecuada.
El mito de Lilith es contado de diversas maneras, pero la historia es tratada básicamente de la siguiente manera. Durante la creación Dios creo a todas las plantas y semillas y a todas las bestias del campo según su especie, para que se reprodujeran y multiplicaran. Asimismo, Dios creo al hombre del polvo de la tierra y le insufló su vida a través de su nariz, pero Adán, al contrario del resto de animales y plantas, no se encontraba emparejado y pidió a Dios una compañera. Dios, atendiendo sus deseos, del mismo polvo de la tierra del que él había nacido, creo a Lilith.
Cuando Adán trato de unirse a Lilith, su postura elegida fue sobre su mujer, ella, furiosa le respondió que por que había de adoptar esa forma para unirse a ella y parecer que estaba siendo dominada cuando Dios los había creado a ambos por igual.
Adán montó en cólera y trató de violarla. Lilith ante esta situación, pidió ayuda a Dios pronunciando su nombre, lo cual es un pecado en la religión judía, ya que el nombre de Dios guarda un carácter místico y no debe de ser pronunciado.
Ante esto, Lilith salió del paraíso y fue a caer al Mar Rojo, lugar lleno de demonios y se unió a Lucifer, dando así a luz a toda la estirpe de demonios, pasando a ser conocida como la madre de todos ellos. Dios, preocupado por su paradero, mandó en su búsqueda a tres de sus ángeles, para que la trajeran de vuelva al paraíso, estos eran Senoi, Sansenoi y Semagelof.
Los ángeles se encontraron con lo que ella había hecho y le transmitieron el mensaje de Dios, diciendo que habían ido para devolverla al paraíso junto a su esposo. Lilith se negó a regresar con los ángeles, desobedeciendo la orden de Dios, así que la castigo por lo que había hecho y la condenó a que cien de sus hijos murieran cada día hasta el fin de los tiempos.
También hay otra versión en la que cuenta que fueron creados del mismo bloque de arcilla, espalda con espalda y posteriormente separados por Dios. Es aquí donde encontramos el castigo a la mujer rebelde, aquella que reclama la igualdad siendo expulsada del paraíso, que disfruta de su sexualidad con libertad y es castigada por ellos.
Esto no es casual ya que, en contraposición a Lilith, se encuentra Eva, la mujer de Adán, que engañada por el demonio y pecadora, se arrepiente y asume su culpa, es sometida al marido, el cual le da hasta su propio nombre y que es la madre de toda la humanidad.
Intenta poner dos modelos de mujer, una sometida y dedicada al hogar, a su marido y a la voluntad de Dios, y otra malvada, una mujer promiscua que no acepta la autoridad de su marido y que se rebela contra los designios divinos. Además hace ver el castigo que puede llegar a encontrarse la mujer que no se somete a estos cánones y no obedezca la voluntad de su marido y de Dios, es decir, intenta perpetuar un sistema de dominación, de lo que es ser una buena y mala mujer a los ojos de Dios y de los hombres.
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