JACK EL DESTRIPADOR

 

JACK EL DESTRIPADOR



Jack el Destripador fue el nombre que se le dio a un asesino en serie de la segunda mitad del siglo XIX el cual sigue sin ser identificado. Se le atribuyen al menos cinco homicidios en el barrio Whitechapel en Londres durante el año 1888. Su modus operandi se caracterizaba por cortes en la garganta, mutilaciones en las zonas genitales, extirpación de órganos y desfiguración de rostro. Sus víctimas, al menos todas las que se conocen, eran todas mujeres que se dedicaban al mundo de la prostitución.


En aquel entonces el barrio de Whitechapel se caracterizaba por sus problemas con la delincuencia, racismo, prostitución y alcoholismo por lo que no es de extrañar que la policía solo pudo imputar a Jack de cinco asesinatos, sin embargo hay muchos indicios que fueron algunos más.


Aunque se cree que la investigación policial en éste caso fue ineficaz, es cierto que la elevada cantidad de ataques contra mujeres del East End en aquella época complicó que se pudiera resolver. La Policía no pudo identificar cuantos de esos asesinatos habían sido cometidos por el mismo individuo, ya que identificó 11 homicidios en ese distrito entre abril de 1888 y febrero de 1831. No existe la certeza de que todos fueran realizados por la misma persona, pero estos cinco crímenes fueron realizados con a misma metodología y pasaron a denominarse históricamente como “los cinco canónicos”.


La policía encontró el cuerpo de la primera víctima canónica, Mary Ann Nichols, el viernes 31 de Agosto de 1888. Tenía un par de cortes en la garganta, el abdomen rasgado profundamente en forma de zigzag y diferentes incisiones hechas con el mismo cuchillo.


El cadáver de la siguiente mujer, Annie Chapman, apareció algunos días más tarde, en septiembre, con cortes también en la garganta y con el vientre completamente abierto y sin algunos de sus órganos. En este caso un testigo aseguró ver a la víctima unas horas antes acompañada de un hombre.


Los dos siguientes asesinatos fueron los de Elizabeth Stride y de Catherine Eddowes y también ocurrieron a finales de Septiembre. El cuerpo de la primera fue descubierto con un corte en el lado izquierdo del cuello dañando la arteria carótida. Sin embargo, no presentaba cortes en el abdomen, lo cual planteó que podría no haber sido obra de Jack el Destripador o que hubiera sido interrumpido.


Unas horas más tarde apareció el cuerpo de la segunda y esta sí tenía la garganta profundamente cortada, una incisión en el abdomen y el rostro desfigurado.


En noviembre de ese mismo año apareció la quinta victima: Mary Jane Kelly. La disposición de su cadáver era idéntica a la de las anteriores por lo que la policía terminó por relacionar todos los casos.


Para recabar información sobre los asesinatos, un gran equipo fue casa por casa preguntando a lo vecinos qué habían visto. Mientras tanto se analizaba todo el material forense, se reunía a los sospechosos y se les sometía a interrogatorios.



Debido a la metodología que usaba el asesino, la policía consideró inicialmente como sospechosos a carniceros, cirujanos y médicos. En esta secuencia de crímenes entrevistaron a más de dos mil personas.




El médico forense Thomas Bond, a quien le encargaron un estudio de los cadáveres, determinó que todos habían muerto a manos de la misma persona.


Bond rechazó la idea de que el asesino contara de conocimientos científicos o anatómicos, o el entendimiento técnico de un carnicero, por lo contrario argumentó que debía tratarse de alguien solitario, hipersexual y con ataques maníacos, aunque no había evidencia de que se cruzara el sexo de por medio entre victimas y agresor.


Ante la escasez de evidencias forenses y las varias contradicciones de fuentes sobre el caso, resulta casi imposible esclarecer la identidad de Jack el Destripador, que aún hoy sigue siendo todo un misterio para la historia del crimen.




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